domingo, 9 de junio de 2013

Ian Curtis: El poeta maldito del Rock

18 de mayo de 1980. Una casa en penumbras. Terminaba de ver una de sus películas preferidas, Stroszek, de Werner Herzog. La noche reina en el país de sus sueños. Un disco suena suavemente rompiendo el perturbador silencio: es The Idiot, de Iggy Pop. Un hombre atormentado, con la horca en la mano camina hacia la cocina. Sus pasos son pesados y toscos como plomo. Tiene la mente en blanco. No siente miedo. Ha llegado la hora. No ha sido una difícil decisión. No sabe lo que le espera al otro lado y esto le consuela, pues es un amante de lo desconocido. Mete su cabeza en el mortal instrumento, da el paso final y queda meciéndose, como un péndulo de carne, con los ojos abiertos. Ahora habita en la tierra de los muertos. Divorcio, enfermedad y depresión pueden ser los motivos más fuertes según muchos, mas él siempre quiso morir así: por su propia mano, joven y desgraciadamente glorioso.


"Existence is...well...what does it matter? I exist on the best terms I can. The past is now part of my future. The present is well out of hand". Ian Curtis

Ian Kevin Curtis nació en Manchester, Inglaterra el 15 de julio de 1956, desde pequeño mostró vocación literaria y fue un ávido lector. Nunca fue el más brillante de la clase debido a su inconformismo, que solían tachar de simple rebeldía adolescente, aunque era obvio que poseía habilidades literarias admirables. Entre libros de Kafka y discos de The Doors , Curtis descubrió el punk rock y quedó fascinado con los ideales del movimiento. Fue precisamente en un concierto de los Sex Pistols, grupo emblemático del género, que Ian conoció a Bernard Sumner y Peter Hook, con quienes formaría una de las bandas más influyentes en la historia del Rock'n roll: Joy Division. Ian se convirtió en el cantante y letrista de la agrupación y en todo un ícono para sus seguidores. La banda, cuyo nombre hace referencia a un grupo de prisioneras judías que eran obligadas a ser esclavas sexuales durante el holocausto, se caracterizó por la "oscuridad" no sólo en sus letras, sino en su sonido lento y depresivo; dicha "oscuridad" era proporcionada directamente  por Curtis, quien era capaz de procesar sus dolores, traumas y fantasmas internos y exteriorizarlos convertirdos en arte.

Con su presencia enigmática y su voz de ultratumba Ian Curtis era capaz de erizar la piel del público en sus conciertos, y más aún después de relizar sus excéntricos pasos de baile, muy parecidos a un ataque de epilepsia, enfermedad con la que luego sería diagnosticado (de hecho sufrió varios ataques epilépticos en el escenario que fueron confundidos con su baile).  Admirador de Kafka, Ballard, Burroughs y otros poetas malditos, Curtis soñaba con su carrera literaria. Se encerraba en su cuarto y escribía todo el día. Su vida transcurría entre la poesía y el rock. Sufría de depresión y le atormentaba la idea del divorcio, con el que su esposa (Deborah Woodruffe) le tenía amenazado. Su matrimonio se desmoronaba, de ahí nació su canción más conocida: la magistral Love will tear us apart.



Tras varios intentos de suicidio sin resultado y  fuertes discusiones con su mujer, Ian Curtis pone fin a su vida en su casa de habitación, dejando sin padre a una bebé de un año (Natalie). Fue incinerado y sus cenizas enterradas en Macclesfield, con el epitafio "Love will tear us apart" en su lápida escogido por su esposa. La influencia de Curtis en las generaciones musicales y artísticas posteriores es de un inmenso valor. Joy Division jugó un papel fundamental en el post-punk ochentero y sirvió de inspiración para muchas grandes bandas como The Cure, The Smiths y otras más recientes como Interpol; así también fue precursora del movimiento gótico que empezaba a formarse. Ian Curtis le dio alma a Joy Division, un alma decadente y atormentada, exquisitamente perturbadora e imperturbable, con letras y melodías excepcionales. Curtis convirtió en leyenda a Joy Division y su vida y muerte lo convirtieron en mito,  en un poeta maldito del Rock.


Fuentes:
www.la-exhibicion-atroz.blogspot.es
www.culturizando.com

sábado, 8 de junio de 2013

¿Decidir o resolver no decidir?


"But why would I want to do a thing like that? I chose not to choose life: I chose something else. And the reasons? There are no reasons. Who needs reasons when you've got heroin?"

Trainspotting (Danny Boyle, 1996)