18 de mayo de 1980. Una casa en penumbras. Terminaba de ver una de sus películas preferidas, Stroszek, de Werner
Herzog. La
noche reina en el país de sus sueños. Un disco suena suavemente
rompiendo el perturbador silencio: es The Idiot, de Iggy Pop. Un
hombre atormentado, con la horca en la mano camina hacia la cocina. Sus
pasos son pesados y toscos como plomo. Tiene
la mente en blanco. No siente miedo. Ha llegado la hora. No ha sido una
difícil decisión. No sabe lo que le espera al otro lado y esto le
consuela, pues es un amante de lo desconocido. Mete su cabeza en el
mortal instrumento, da el paso final y queda meciéndose, como un péndulo
de carne, con los ojos abiertos. Ahora habita en la tierra de los
muertos. Divorcio, enfermedad y depresión pueden ser los motivos más
fuertes según muchos, mas él siempre quiso morir así: por su propia
mano, joven y desgraciadamente glorioso.
"Existence is...well...what does it matter? I exist on the best terms I can. The past is now part of my future. The present is well out of hand". Ian Curtis
Ian Kevin Curtis nació en Manchester,
Inglaterra el 15 de julio de 1956, desde pequeño mostró vocación
literaria y fue un ávido lector. Nunca fue el más brillante de la clase
debido a su inconformismo, que solían tachar de simple rebeldía
adolescente, aunque era obvio que poseía habilidades literarias
admirables. Entre libros de Kafka y discos de The Doors , Curtis
descubrió el punk rock y quedó fascinado con los ideales del movimiento.
Fue precisamente en un concierto de los Sex Pistols, grupo emblemático
del género, que Ian conoció a Bernard Sumner y Peter Hook, con quienes
formaría una de las bandas más influyentes en la historia del Rock'n
roll: Joy Division. Ian se convirtió en el cantante y letrista de la
agrupación y en todo un ícono para sus seguidores. La banda, cuyo nombre
hace referencia a un grupo de prisioneras judías que eran obligadas a
ser esclavas sexuales durante el holocausto, se caracterizó por la
"oscuridad" no sólo en sus letras, sino en su sonido lento y depresivo;
dicha "oscuridad" era proporcionada directamente por Curtis, quien era
capaz de procesar sus dolores, traumas y fantasmas internos y exteriorizarlos convertirdos en arte.
Con su presencia enigmática y su voz de ultratumba Ian Curtis era capaz de erizar la piel del público en sus conciertos, y más aún después de relizar sus excéntricos pasos de baile, muy parecidos a un ataque de epilepsia, enfermedad con la que luego sería diagnosticado (de hecho sufrió varios ataques epilépticos en el escenario que fueron confundidos con su baile). Admirador de Kafka, Ballard, Burroughs y otros poetas malditos, Curtis soñaba con su carrera literaria. Se encerraba en su cuarto y escribía todo el día. Su vida transcurría entre la poesía y el rock. Sufría de depresión y le atormentaba la idea del divorcio, con el que su esposa (Deborah Woodruffe) le tenía amenazado. Su matrimonio se desmoronaba, de ahí nació su canción más conocida: la magistral Love will tear us apart.
Con su presencia enigmática y su voz de ultratumba Ian Curtis era capaz de erizar la piel del público en sus conciertos, y más aún después de relizar sus excéntricos pasos de baile, muy parecidos a un ataque de epilepsia, enfermedad con la que luego sería diagnosticado (de hecho sufrió varios ataques epilépticos en el escenario que fueron confundidos con su baile). Admirador de Kafka, Ballard, Burroughs y otros poetas malditos, Curtis soñaba con su carrera literaria. Se encerraba en su cuarto y escribía todo el día. Su vida transcurría entre la poesía y el rock. Sufría de depresión y le atormentaba la idea del divorcio, con el que su esposa (Deborah Woodruffe) le tenía amenazado. Su matrimonio se desmoronaba, de ahí nació su canción más conocida: la magistral Love will tear us apart.
Tras varios intentos de suicidio sin resultado y fuertes discusiones con su mujer, Ian Curtis pone fin a su vida en su casa de habitación, dejando sin padre a una bebé de un año (Natalie). Fue incinerado y sus cenizas enterradas en Macclesfield, con el epitafio "Love will tear us apart" en su lápida escogido por su esposa. La influencia de Curtis en las generaciones musicales y artísticas posteriores es de un inmenso valor. Joy Division jugó un papel fundamental en el post-punk ochentero y sirvió de inspiración para muchas grandes bandas como The Cure, The Smiths y otras más recientes como Interpol; así también fue precursora del movimiento gótico que empezaba a formarse. Ian Curtis le dio alma a Joy Division, un alma decadente y atormentada, exquisitamente perturbadora e imperturbable, con letras y melodías excepcionales. Curtis convirtió en leyenda a Joy Division y su vida y muerte lo convirtieron en mito, en un poeta maldito del Rock.
Fuentes:
www.la-exhibicion-atroz.blogspot.es
www.culturizando.com
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